En el simbolismo tradicional, toda pila bautismal representa el Océano primordial. Las Aguas del Génesis sobre las que se cernía el Espíritu de Dios para obrar la creación. Y por referencia a esas aguas es por lo que el bautismo o la pila bautismal poseen el poder de obrar una regeneración, una re-creación.
El Valle de Valderredible concentra el mayor número de estas pilas románicas de toda Cantabria, con unos 20 ejemplos. No existe ninguna pila con iconografía bíblica, sino sólo con formas geométricas y excepcionalmente algún animal o vegetal. El motivo decorativo más repetido es el de los DIENTES DE LOBO, zig-zag o triángulos alternantes en relieve y rehundidos, en una sola banda entre sogueado (Revelillas) o entre «engranaje» (Salcedo), o en dos bandas también entre sogueados (Ruijas, Villaescusa de Ebro, Quintanilla de An, Santa María de Hito, Espinosa de Bricia).
Este motivo de triángulos o dientes de lobo, sierra o zig-zag, se ha interpretado casi siempre, y ya en lo prehistórico, como representación del agua, y es posible que haga referencia a la identificación de la pila con la Fuente de la Vida del Paraiso. Al sogueado también se le ha buscado significación. Igualmente ya utilizado en la Prehistoria, por lo que respecta a las pilas, se ha considerado como un vestigio de las más antiguas pilas de madera que llevaban haces de cuerda reforzando la pila, o una reminiscencia de la decoración neolítica que se hacía presionando cuerdas sobre el barro blando.
También tenemos ejemplos de este tipo de «decoración en dientes de lobo» en las pilas bautismales de las Merindades, como en los templos de Crespos (Valle de Manzanedo) y Lomas de Villamediana (Bricia) que mostramos aquí.