Aluches, engarres y agarres en Merindades

El ALUCHE describe distintos tipos de lucha de agarre, conocidas desde la antigüedad y hasta hace poco latentes en los núcleos rurales de la Cordillera Cantábrica.

También se le llamaba ENGARRE o AGARRE. Iago Rodríguez nos cuenta que «Mi padre habla que de chico se ‘engarraba’ con los amigos en el prau, para ver quien ‘echaba abajo al otro'». Domitila Gutiérrez nos cuenta que en Valdeporres «se decía aluchar a las peleas de ganado, los chicos se engarraban».

El deporte o entretenimiento consistía en agarrar al contrario con ambas manos procurando dar con él en el suelo «posando el lomo en la brena». La reglas solían cambiar de una lugar a otro (variantes), pero el fin último era que la espalda del rival posara en el suelo, con lo que se acababa el aluche.

No están realmente claros los orígenes, siendo muchas las posibilidades de su procedencia prerromana, dada su similitud con numerosas luchas de corte céltico.

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Palabras de Estrabón en el siglo I d. C. dejan entrever una costumbre de los pueblos del norte peninsular de realizar ejercicios de lucha sin armas. La primera mención a luchas sin armas en territorio gaélico data de unos 600 años antes en Irlanda.

Aparece documentada en Cantabria en la Edad Media, a través de escenas grabadas en construcciones románicas. Se pueden observar con total claridad y certeza escenas de luchadores en los relieves de la colegiata de Santa Cruz de Castañeda, en Santa María de Yermo, Santa María de Perrozo o en San Martín de Elines, en Valderredible y a 7 km de Orbaneja del Castillo o Sargentes de la Lora.

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San Martín de Elines, Valderredible. 

 

A pesar del nombre común de aluche la inexistencia de regulación ha hecho que en los diferentes valles de Cantabria, principalmente Liébana, Valles Pasiegos y Campoo se hayan desarrollado reglamentos distintos y diferentes variantes.

Dice García Preciado, en uno de sus artículos en prensa «Entre los PASIEGOS he vivido la lucha como algo de todos los días. Llegué a echar un aluche con un pasiego y me acuerdo como si fuera hoy. Era un pasiego auténtico en la forma de decir -«¡Oye que tal si en este prao así como está de llano echamos un ALUCHE». Cuando les apetecía echaban un aluche, y yo creí que esto era algo absolutamente pasiego. ¡Pues no!, porque después resulta que he ido recogiendo testimonios en toda Cantabria. He constatado que en la zona de Cabuérniga había una vaquera que tenía como orgullo el que tumbaba a los vaqueros. En la zona de Campoo está absolutamente estructurado, y el Duende de Campoo lo tiene recogido en sus obras. He hablado con casi una docena de luchadores, todavía vivos hoy, que me contaban cómo cuando volvían de la fábrica de la Naval para casa, decían «¡oye, echamos un aluche!», y echaban allí una vuelta en un prao que estaba llano como algo de todos los días. Cuando llegaba el andruido, los curas llevaban a los niños de esa zona a luchar a Riaño. Los del pueblo de Suano, con los de Izara se encontraban en un punto común y echaban aluches el día de andruido también. ¿Porqué perder eso, no?»

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En el Valle de Iguña a la lucha amistosa se le llamaba ENGARRUCHA. Sin embargo cuando no había normas y valía todo, se llamaban ENGARRES o ENGARRAS.

En VALDEPORRES contamos con un valioso testimonio escrito que habla de que al menos en este ayuntamiento, situado a medio camino entre el ámbito pasiego y el campurriano, existió el aluche hasta principios del siglo XX. Cayetano López López fue una de las grandes figuras de la veterinaria del pasado siglo, siendo común llamarle en su tiempo «el Ramón y Cajal de los veterinarios». Nació en San Martín de las Ollas (Merindad de Valdeporres) y fue además académico de Medicina, investigador y escritor. En un escrito dado a conocer por el Telecentro Valdeporres expone, referiéndose a su ayuntamiento:

«Varias han sido las consecuencias de la emigración, del éxodo -en muchos casos huida- de los campesinos de numerosas comarcas de la patria; pero hoy al menos, solamente voy a referirme a algunas destacables en una de las más ganaderas de Cantabria, que me es conocida (…). De las costumbres en que el hombre todavía es factor más directo, apenas queda el recuerdo. Así la lucha a brazo partido con o sin zancadilla, el ALUCHE, el pulseo, el tiro de barra, son ahora desconocidos. Hasta ese maravilloso juego de bolos de las Merindades, con sus variantes, cien veces superior a los importados, está en peligro de desaparecer».

En SOTOSCUEVA se llamaban AGARRES. Hace 60 años, se practicaba en este municipio, según testimonio de Luis Ramón Martínez.

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La posición de agarre que se ve en este aluche de la foto es similar -por no decir que idéntica- al «backhold» escocés y a la «s’istrumpa» sarda. En algunas zonas de Cantabria el agarre era con ambas manos a la petrina o correo del pantalón, versión que imperó en la lucha leonesa, en la que los luchadores se agarran a un cinto de cuero que el contrincante lleva a la cintura.

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Andriniegas o endrinejas (Prunus insititia)

 

 

Curiosa fruta «de las de antes», de las que no se venden y tradicionalmente plantada en huertos de todas Las Merindades. Más que un arbusto es un árbol y da frutas ácidas como ellas solas pero más grandes (y menos ácidas) que las endrinas. Mayoritariamente se denominan ANDRINIEGAS por Las Merindades, aunque también hemos registrado los nombres de CIRUELAS ENDRINEJAS, ENDRINERAS o CIRUELAS NEGRILLAS.

Indigando sobre sus características botánicas, Miguel Obeso nos dice: Las hay muy amargas y otras , bien maduras, más dulcecitas, exquisitas . El árbol crece bastante más que el endrino y es delicado. Yo pienso que probablemente sea algún híbrido ancestral o alguna variedad arcaica de ciruela. Conservad y propagad esas variedades de fruta local que corren grave riesgo de desaparecer, por favor!!! Son algo tan nuestro como las almadreñas!

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Andriniego cargado hasta arriba de fruta. Foto de Mar Fuentes.

 

 

Puentes de pontones

Tradicionales del Ebro y el Rudrón

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San Felices (Seitenfluss des Ebro)

Río Rudrón, afluente del Ebro a su paso por el entorno de la localidad de San Felices de Rudrón rodeado de montañas escarpadas y vegetación. Hombre cruzando un puente de pontones, tradicional de la zona.

Foto de Otto Wunderlich (1886-1975).