Tablilla del “Itinerario de Barro” en la que aparece por primera vez el topónimo Amaya, s.III dC. Museo Arqueológico de Oviedo. Foto de Francis Suárez.
ETIMOLOGÍA
Sobre el posible significado de la palabra AMAYA existe bastante información disponible tanto en trabajos académicos como en determinadas páginas de internet. Por ello en esta nueva entrada de nuestro blog pretendemos más bien aportar nuevos conocimientos y tratar de condensar el estado de la cuestión hasta el momento. Se han propuesto dos hipótesis etimológicas básicas sobre este vocablo:
La primera afirma que procede del indoeuropeo am(m)a, am, a su vez con dos significados: el más extendido es el que lo vincula con el significado actual de MAMÁ, en lenguaje infantil y familiar (no con el de madre, cuya raíz indoeuropea es diferente). Pokorny (1959) menciona vocablos con similar significado y contexto en idiomas tan dispares como el albanés, griego, islandés, alemán, osco e hindi. Según cada idioma equivaldría a MADRE, TÍA, ABUELA, NODRIZA, ENFERMERA. Con la connotación afectiva de ama como mamá se relacionarían las palabras latinas amicus (amigo), amita (tía) y amare (amar). Corominas (1961) tiene a ama como nodriza o dueña de casa… procedente del hispanolatino Amma «nodriza» que debió significar primeramente «madre que amamanta» y que se ha mantenido especialmente en el ámbito lingüístico español y portugués. Amma, según San Isidoro de Sevilla (Etimologías 12 7.42) sería un nombre dado por el vulgo al murciélago, porque según una leyenda popular, mencionada por Ovidio (Fasti 6 128) y Plinio (11 39), ofrece leche a los recién nacidos, lo que lleva a Isidoro a poner en relación amma con amare. En las lagunas de Villafáfila (Zamora) se ha encontrado una curiosa estela que dice: Amma Nova, con su igual (pareja, marido), alimentó con leche a dos señoras(amas) al mismo tiempo. Puso este epitafio. Yacen aquí. La tierra las sea leve. La dedicante porta el conocido cognomen indígena Amma, bien documentado en la zona antes señalada en las formas derivadas de Amma, Ammia y otras, y que aquí debe interpretarse como nodriza. En conjunto, parece derivarse de una forma del balbuceo infantil presente en muchos idiomas del tronco indoeuropeo para designar a una madre o cuidadora de forma cariñosa y afectiva.
Según una segunda acepción indoeuropea, también podría hacer referencia a CAUCE, LECHO DE UN RÍO. Con esta raíz hidronímica se han propuesto etimologías para zonas como el valle de Amaía, cerca de Santiago, Galicia (Bascuas 2002).
Una segunda hipótesis etimológica postula que estamos ante un vocablo preindoeuropeo (muchos dicen simplemente “vasco”, pero cuidado con simplificar en exceso: véase nuesta entrada). Se basa en la homofonía con la palabra del dialecto vizcaíno amai, que significa CONFÍN, TÉRMINO + el sufijo -a «el, la, lo», justificando así el hecho de estar aquélla en los confines de la Cantabria.
Esta teoría tiene ciertos elementos a su favor. No solo por el hecho de que, en efecto, Amaya fuese el límite de los cántabros con los vacceos y turmogos en época prerromana y con los visigodos en tiempos del Ducado, sino también porque el Castillo de Maya, en el Baztán navarro (llamado en euskera Amaiurko gaztelua) fue el último bastión de la independencia navarra frente al asedio castellano en 1522. Estamos ante un curioso paralelismo histórico y homofónico, con 800 años de diferencia entre uno y otro, pero sugerente en cualquier caso.
EVIDENCIAS TOPONÍMICAS
Algunos filólogos se han percatado de que esta palabra y sus derivados aparecen con relativa frecuencia en documentos e inscripciones de época romana en toda una amplia zona de Hispania centrada en el Noroeste ibérico y alejada de la zona vasca. Los antropónimos Ammaia, Ammaea, registrados en inscripciones de Lisboa y Arroyo del Puerco (Huelva), son algunos de los más claros. Am(m)aia era cabeza de los Amaeos, gentilidad indígena de Galicia, perteneciente a la tribu de los Caporos. Contienen el nombre Ammeius, documentado también en un epígrafe de Bingen (Alemania). Estrabón cita una Aimaía en la zona de Limia (Orense). Por su parte, los Amaci o Ámacos eran gentes astures. Otros nombres personales, formas variantes y derivadas de este radical, son: Ammus , Amma, Ammina, Amminus, antropónimos celtas y celtibéricos; este último, documentado en Badajoz, lo llevó también un jefe británico. Su base es Ammus, Am(m)ius / Amia, nombres personales atestiguados en distintas regiones célticas. Ammo-n aparece en epígrafes de Coruña del Conde (Burgos), La Foux (Galia), Heidelsburg (Alemania), etc. Am(m)onĭācus, Amonius, Amonus, Ammonika, Amona (Extremadura, Toledo y Galia). El gentilicio Amminicum se documenta en Uxama (Osma) y Ammira / Amira en Salamanca y Alcántara. En la Lusitania prerromana se conocen varias estelas con las menciones a A(m)maia y Am/maia (Cáceres), Amainio (Zamora), Ama[inio y Amaius (Castelo Branco, Portugal) y Am(m)/ai(en)ci(s) y Ammai/[e(n)]si (Portalegre, Portugal). También cerca de Portalegre se localiza la villa romana identificada como Ammaia.
Además, existe el dato objetivo de que en el preindoeuropeo hispano parece que no contaban con el sonido m, ni el protovasco ni ninguna otra lengua. La forma que tenían de solucionar este sonido era la combinación sonora -nb-. Y hay muchas evidencias al respecto (aparte de la conocida derivación del protovasco *[h]anbar en el actual hamar, «diez»). Se sabe por ejemplo que el nombre de la ciudad alemana Emmerich, cerca de la actual Düsseldorf, procede de un antiguo *Ammeriacum, y éste a su vez de la forma documentada Ambariacum, lo que la aproximaría a otros nombres con radical amb-, como el antropónimo enormemente común en ciertas zonas de Hispania de Ambatus, presente incluso hasta la llegada de los romanos.
Mapa publicado originalmente por Joseba Abaitua.
CONCLUSIÓN
Amaya parece ser una palabra incrustada en lo más profundo del acervo lingüístico de Las Loras. Lo más probable es que se trate o bien de un topónimo indoeuropeo, con el significado de la CIUDAD MADRE o bien preindoeuropeo, traducible como la CIUDAD LIMÍTROFE. En cualquier caso, estamos ante un topónimo y antropónimo ampliamente difundido por todo el noroeste peninsular, más común hacia el oeste que hacia el este de Peña Amaya. Pertenece al ámbito lingüístico prerromano de la Hispania occidental y fue recibido en el latín de la zona y pervivido en él hasta sobrevivir en los romances que lo continúan desde entonces (de Hoz, 2010).
Señalar por lo tanto que de ningún modo estamos ante un topónimo vascuence, ni mucho menos debemos deducir que el vasco llegó a hablarse en algún momento pasado en este sitio de Las Loras, sea por semejanza con el antropónimo Amaya (inventado por Navarro Villoslada en 1879) o por cualquier otro motivo con parecido fundamento. El hecho de que solo a nuestra Peña Amaya se le vean paralelismos etimológicos vascos por parte de algunos (véase también otros topónimos cercanos como Úrbel, Muga o las propias Loras) y no se busquen estos mismos paralelismos en otros topónimos y antropónimos gallegos, leoneses, portugueses o extremeños está indicando claramente que estamos ante una mera cuestión de interés geopolítico y/o miopía intelectual.
BIBLIOGRAFÍA:
Albertos, Mª.L. (1966). La Onomástica Personal Primitiva de Hispania. Tarraconense y Bética, C.S.I.C., Salamanca.
Celtiberia.net http://www.celtiberia.net/es/conocimientos/?idp=644
De Hoz, J. (2010). Historia Lingüística de la Península Ibérica en la Antigüedad.
Galmés, A. (2000). Los Topónimos: Sus Blasones y Trofeos (La Toponimia Mítica).
Hernández, L. y Jiménez, A. (2007). Novedades epigráficas de la provincia de Zamora, Acta XII Congressus Internationalis Epigraphiae Graecae et Latinae (Barcelonae, 3-8 Septembris 2002), eds. M. Mayer – G. Baratta – A Guzmán, Barcelona, pp. 723-725 y 727,
Hernández R. y Siles, J, (2012). Nueva lectura e interpretación de una inscripción latina de Villalpando (Zamora). Studia Philologica Valentina, 14, 89-97.
Hispania epigraphica.
Pokorny, J. (1959). Indogermanisches Etymologisches Wörterbuch. Bern / München.
Urbina, D. (1994). Ataecina y Urilouco dos divinidades indígenas en Talavera de la Reina. Minius 2-3, 42-51.