Torques de Sargentes, Las Loras

Una torques (del latín ‘torqueo’, torcer, debido a su forma torcida) es un collar rígido y redondo, que está abierto en la parte anterior, como una herradura circular. Típicamente las dos puntas de la torques presentaban ornamentos esculpidos con esferas, cubos o formas zoomórficas y, con menor frecuencia, figuras humanas. Las torques estaban hechas de cuerdas de metal entrelazado, normalmente oro, bronce o cobre, y en muy pocos casos plata.

Los torques eran usados por varios pueblos de la Edad de Bronce, desde 1000 a. C., hasta alrededor del año 300, incluidos los gálatas, varias tribus germánicas de Escitia y los persas. Sin embargo, es ampliamente conocido como un collar típicamente céltico, de la época de La Tène, llevado sobre todo por bretones, galos, celtíberos y galaicos.

A poco más de 3 Km. al NW de la localidad de Sargentes se encuentran las ruinas de un despoblado conocido con el nombre de «Vil latría». Hace algunos años, y de forma fortuita, se descubrió un torques excepcional de bronce, fuera de todo contexto arqueológico, a no ser que quiera vincularse a unas presuntas estructuras tumulares próximas.

La pieza perfectamente conservada está decorada en su cara externa a base de haces de incisiones oblicuas en sentido contrapuesto y yuxtapuestas, que dejan entre sí espacios triangulares lisos. Las extremidades se rematan en apéndices redondeados, absolutamente desprovistos de decoración. Su cronologización dentro de la Edad del Bronce parece muy probable, si bien los datos son insuficientes.

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Foto del Museo de Burgos.

Etimología y extensión de la palabra Muga

Existen al menos dos topónimos denominados MUGA en la Cantabria Burgalesa: un pueblo en Losa, cerca del ámbito idiomático vasco y un páramo en las faldas de Peña Amaya.

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Montes de la Peña (Valle de Mena) desde la zona por encima de Muga (Junta de Traslaloma). Foto de Asier Arroyo.

Sobre su etimología, lo primero que hay que señalar es que se trata de una palabra común en muchos idiomas y utilizada en una amplia zona de la península ibérica. Es cierto que en vasco moderno encontramos los términos muga para decir ‘límite’ (mugalde ‘frontera’, mugarri ‘mojón de límite’, etc.), pero es que muga, con el significado de “mojón, término, límite” es voz común también en el catalán y aragonés (Hubschmid, 1960), bearnés (Rohlfs, 1935) y leonés (Alonso Garrote, 1947). La palabra parece derivar de la raíz indoeuropea *muk- ‘pila’, que evoluciona en el antiguo eslavo a mugr ‘pila, montón’, al griego µυχων, o al antiguo alemán muche. En catalán tenemos boga ‘muro fronterizo o lindero (Ribagorza); en aragonés buega ‘mojón’; en castellano mogote ‘mojón; montón de piedras; colina aislada en forma cónica y de punta roma; despunte de cuerno’ y mojón (en el caso de proceder de *moculone); en portugués septentrional mogo; en gascón mugo ‘talud’; en provenzal alpino mucho ‘tocón’; en savoyano moche ‘ídem’; en francés moche ‘cúmulo; mota de tierra’; y en lombardo mucca ‘tocón’ (Vidal, 2009).

Existe un río Muga en Gerona que separa el Alto Ampurdán de Francia, y también un Pico Muga en el Pirineo cerca de Panticosa, otro Pico Muga en Lubián, localidad zamorana colindante con Galicia, otro en la Montaña de Riaño, un alto de la Muga en Ribadesella, así como varios otros enclaves con escasa sospecha de haber sido vascos o vasconizados en algún momento de su historia, como San Lorenzo de la Muga en Gerona, Muga de Sayago y Muga de Alba en Zamora, etc… San Salvador de Cantamuda, Palencia, aún se pronuncia Cantamuga por algunas personas de la zona. Y en privilegio rodado de Alfonso X de la catedral de Palencia (Año 1256) aparece: «Monasterium sancti Saluatoris de Campo de Muga…». Muda aparece también en San Cebrián de Mudá, Arroyo Mudá, y en la toponimia menor palentina aparecen Las Mudas en Frechilla y Guaza (Tierra de Campos) y también en Lebanza, Liébana (Galmés, 2000).

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Pico Muga en Crémenes, Montaña de Riaño, zona límite de los cántabros vadinienses con los ástures.

Teniendo en cuenta todo lo dicho, muga está lejos de poder considerarse una palabra exclusivamente vasca ni mucho menos concluir que donde aparece el topónimo muga es un indicio de que allí hubo (re)población vasca. Estamos por el contrario ante una palabra prerromana de raíz indoeuropea celta y su uso en el vasco actual debe entenderse como un préstamo de esta lengua al vasco en tiempos pretéritos.

 

 

Castro de El Perul, Villadiego.

Castro cántabro ubicado al norte del extenso término municipal de Villadiego y al sur de Úrbel del Castillo.

Datado en la Edad del Hierro y de dimensiones medias (15 Ha), se sitúa en un amplio y elevado espigón calcáreo correspondiente a los relieves elevados de Las Loras. Aunque de modesta altitud (1160 metros), destaca enormemente sobre su entorno. Se trata de un emplazamiento estratégico y defensivo que controla el paso entre dos vías naturales, la del río Brullés (castros de los Valcárceres, Icedo…) y la del río Úrbel. Conserva una línea de muralla de piedra caliza de planta elíptica que cierra el enclave por el norte, aprovechando en el sur la gran pared rocosa natural.

Peralta Labrador, en el apartado titulado El Territorio Cántabro: Frontera Meridional, de su obra Los Cántabros antes de Roma (2000) dice lo siguiente sobre este enclave:

«Algunos kilómetros al sur de Amaya empezaba el territorio de los Turmogos, otro pueblo de llanura al que Ptolomeo asigna la ciudad de Sisaraca o Pisoraca, la actual Herrera del Pisuerga. Al sureste de Herrera del Pisuerga se encuentra la zona burgalesa de Treviño (transformación de Trifinium), junto al río Odra, donde se ha situado el límite entre los tres pueblos vecinos: cántabros, vacceos y turmogos.

La línea de emplazamientos fortificados que desde Amaya controlaban el acceso a Las Loras -castros de los Ordejones, la Ulaña, Icedo, Huérmeces- siguen en dirección sureste por la sierra de EL PERUL hasta la zona de Ubierna (Abásolo, 1978). Todos estos asentamientos de la zona montañosa corresponden a gentes de economía pastoril, diferenciadas arqueológicamente de las que habitaban los castros de llanura situados al sur de Villadiego (Abásolo, 1978). Uno de estos últimos es el castro de la Nuez de Abajo, al que se ha querido identificar con la ciudad turmoga de Bravum, citada por Ptolomeo en estas latitudes.»

En el siguiente enlace podéis haceros una idea del territorio que controlaban los cántabros prerromanos desde este enclave mirando hacia el sur y la meseta castellana: http://coculinarefugiodevida.blogspot.com.es/…/panoramica-d…

Panorámica Perul (1)

Osos en Merindades

EL ÚLTIMO OSO DE MERINDADES

Hacia 1850 el oso es citado por Madoz en los montes cercanos a Busnela (Merindad de Valdeporres) o Entrambosrríos (Merindad de Sosocueva).  Parece ser que el último oso de nuestra comarca fue cazado en la zona de La Engaña (Valdeporres – Sotoscueva) a finales del siglo XIX. En esta misma época aún existía un pequeño núcleo osero en la zona del puerto de Asón, Soba.

No conocemos ningún relato referido a la caza de este último ejemplar de Las Merindades, pero podemos hacernos una idea leyendo estas dos historias referentes a los últimos osos cazados en dos zonas próximas: Carranza y Molledo.

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Un oso en Lanzas Agudas, Carranza. 1816.

Fascículo nº 16 de la Enciclopedia Viva de los Pueblos de Vizcaya, “Carranza”, de fecha 16 de octubre de 1973.

“Aquella mañana del 4 de septiembre del año 1816, el susto fue morrocotudo para el vecino de Lanzas Agudas (valle de Carranza) José de Pando que se precipitó en su casa alertando a su hermano Francisco:
-Un oso, un oso…-¿Dónde? -En nuestro colmenar.

Los dos hermanos descolgaron de la pared de la cocina sus escopetas y salieron a dar caza al plantígrado que, quieto en el colmenar, goloso hocicaba sin hartarse en rico panal. (…). Sonaron dos escopetazos. Los Pando tiraban a dar al intruso que huyó gruñendo y que dejaba rastros de sangre hasta el rio Peñaranda. Calculando que necesitan ayuda, ambos cazadores encomendaron a un chico de 14 años que avisase al vecino de Bernales, puntualizándole…»que vengan a rastrear y perseguir a un oso».
A perseguir ¿Qué?- preguntó el chico. -Un oso.

El nombre de la fiera precipitó la carrera del muchacho que iba poniendo vibración entre los vecinos de Pando y Bernales, que formando dos partidas armadas salieron en auxilio de los vecinos de Lanzas Agudas. En estos trámites se invirtió aproximadamente una hora. Mientras tanto, los que esperaban la ayuda solicitada, no pudiendo contener su impaciencia, decidieron adentrarse en el monte, dejando apostados a dos amigos que señalasen a ambas partidas armadas el camino de la batida. Habían convenido no acosar a la fiera a fin de evitar que se volviera y les acometiese, y formar un frente lineal para no herirse mutuamente. Por las trazas frescas que siguieron, en el arroyo de los Cobios, a eso de media legua de Lanzas Agudas, descubrieron echado y desangrándose al peludo. Unos cuantos disparos lo remataban. Habían cobrado un oso mayor. Cuando los vecinos de Pando y de Bernales se personaron en el lugar de la batida, los cazadores de Lanzas Agudas bajaban el oso a hombros.”

Fortuna de un audaz en Molledo, Alto Besaya, ABC, 14.02.1909.

«En toda la comarca no se habla de otra cosa. Tenía estos días aterrados á los campesinos un oso, que había dejado rastro sangriento de su fiereza en los ganados y estaba refugiado en la montaña. Nadie se atrevía á hacerle frente, y el pánico se había apoderado del vecindario.

Ayer, algunos aldeanos del pueblo de Molledo, en cuyo término la fiera había hecho más estragos, marcharon al monte, resueltos á dar al oso una batida. A ellos se unió el pastor Melchor Martínez. Iban armados de buenas escopetas. El ajetreo del día no les dio resultado. Desalentados regresaban al pueblo después de la batida, cuando antes de llegar á Molledo vieron un bulto negro que les guardaba las vueltas y que al fin se internó en una caverna. Convencidos de que era el oso que perseguían, juntáronse todos delante de la cueva y arrojaron dentro de ella fuego, para obligar al animal á salir de su escondite. Pero en vano.

El pastor Melchor, más animoso que sus compañeros de expedición, se adelantó hasta la boca de la caverna y entró en ella arrastrándose hasta el sitio en que se ensanchaba, y al divisar en el fondo el cuerpo de la fiera disparó sobre aquel bulto, saliendo precipitada y vivamente emocionado, mientras en la cueva resonaba un feroz rugido. A poco, no haciendo caso á los consejos de los campesinos que presenciaban su audacia, volvió á entrar para rematar al oso, y descargó de nuevo su escopeta sobre la fiera, cuyos ojos brillaban siniestramente en la obscuridad, escapando otra vez afuera. Como no se oyese después ningún rugido, se aventuró á hacer nueva entrada, y entonces halló muerto al oso, en cuyo cuerpo habían hecho blanco las dos balas disparadas. Su sorpresa subió de punto cuando vio que era una osa y tenía á su lado, vivas, cuatro crías pequeñas.

A las voces del pastor se internaron en la cueva los demás expedicionarios, y, no sin grandes trabajos, arrastraron hasta la boca de la caverna á la osa muerta, que mide grandes dimensiones. Lleváronse también consigo los oseznos que se proponen criar. La temeridad loca del pastor ha sido objeto de muchos comentarios y alabanzas.»

 

SITUACIÓN ACTUAL

Las poblaciones de la especie se están recuperando en las últimas décadas y en 2016 cuentan con más de 200 ejemplares en su núcleo occidental y unos 40 en la población oriental, según datos de la Fundación Oso Pardo. Con ello, en los últimos tiempos está ampliando las que hasta ahora eran sus áreas de asentamiento habitual en la Cordillera Cantábrica y se está dejando notar en otros sitios próximos que llevaban sin ver al plantígrado desde hace más de un siglo.

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Las hembras suelen moverse por áreas de algunas decenas de kilómetros cuadrados que utilizan de forma intensa. Por el contrario, los machos tienen grandes áreas de campeo, del tamaño de Merindades.

En el mapa adjunto pueden verse las zonas de la Cantabria Burgalesa con más probabilidades de albergar osos en el futuro. Las Loras y, sobre todo, la mitad occidental de Las Merindades son las zonas más probables.

 

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En 2017 el oso lleva presente en el Monte Hijedo desde hace unos cuatro años. En concreto un macho joven procedente del núcleo oriental cantábrico con epicentro en la Montaña Palentina que anda explorando nuevos territorios. Y desde hace poco más de un año una hembra asentada con crías. Esta primavera el macho bajó a la playa de Arija a darse un bañito,y dejo huellas por la playa y por su camino en Gadea, Herbosa y San Vicente. En verano se han detectado huellas en Pradilla de Hoz de Arreba. También se la ha visto por el Escudo y Montes de Somo.

Debemos ser sumamente respetuosos con esta especie, nada amiga de la presencia humana y dejarla tranquila con el fin de que este núcleo reproductor incipiente se asiente y consolide.

 

 

ANIMAL TOTEM DEL ALTO EBRO EN LA EDAD DE HIERRO

 

El oso debió tener un fuerte contenido simbólico para los habitantes de nuestra zona en época prerromana, como lo demuestra estos dos hallazgos cercanos:

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Tésera de hospitalidad con forma de oso procedente de la ciudad berona de Libia (actual Herramélluri, La Rioja), siglo II aC. En el reverso (totalmente liso, sin decoración alguna) existen un total de 6 agujeros que servirían de acople para encajar la otra parte de la tésera, además de una inscripción celtibérica que nos denotaría la ciudad hermana, en este caso el adjetivo «libiaka». Se ha encontrado una muy parecida pero anepígrafa procedente del yacimiento de Las Rabas, en Celada Marlantes (Campoo de Enmedio).

Respecto a la forma de oso, cabe destacar que no es muy habitual en las téseras hispánicas la representación de estas figuras desde un plano vertical, sino que suele representarse de perfil, dando esta circunstancia aún mayor importancia arqueológica a este hallazgo. Aún así el significado del animal es difícil de precisar, aunque puede pensarse en una caracterización «mágico-religiosa» en la que la representación de un oso venga dada por la estrecha relación de la población hermanada con este animal.

http://sobrelostextosibericosdemario.blogspot.com.es/…/blog…

http://www.vivecampoo.es/…/tesera-yacimiento-rabas-nueva-pi…

 

 

EL OSO DE LAS CAVERNAS

Además del oso pardo cantábrico (Ursus arctos), en Las Merindades habitó en un pasado mucho más lejano otra especie emparentada llamada oso cavernario o de las cavernas (Ursus spelaeus). Esta especie apareció hace 250000 años y se extinguió hace unos 24000. Durante ese periodo de tiempo, su hábitat se restringió estrictamente a los bosques mixtos del continente europeo, evitando las llanuras herbáceas y las zonas de vegetación mediterránea. Las principales poblaciones se encontraban en el norte de España, Francia, sur de Inglaterra y Alemania, norte de Italia, los Balcanes, Crimea y el Cáucaso, zonas montañosas y protegidas de los vientos fríos del norte que servían de refugio a los últimos bosques del continente. Al reducirse estas áreas boscosas durante los máximos glaciales, las poblaciones de osos cavernarios quedaban frecuentemente aisladas y sujetas a la consanguineidad.

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Cráneo de oso de las cavernas (Ursus spelaeus) encontrado en la Cueva del Prado Vargas, Complejo de Ojo Guareña, Merindad de Sotoscueva. 44000 aC. Foto del Grupo Espeleológico Edelweiss/Miguel Angel Martín.

Como los osos pardos, los osos cavernarios eran animales solitarios. Despertaban en primavera del largo letargo invernal y pasaban el buen tiempo alimentándose, fundamentalmente de hierbas, frutos y hojas que machacaban con sus potentes molares. Tenía además un comportamiento social completamente diferente al oso pardo. Vuelve a la cueva donde había nacido a hibernar y tener a sus crías. Todos los miembros encontrados en una misma cueva están ligados familiarmente. Se juntan varios factores para su desaparición. La primera, un repunte frío que se produjo hace unos 25000 años. Les cuesta encontrar comida suficiente. La segunda, poca variabilidad genética. La tercera, la presión humana.

Los homínidos que tuvieron una relación más estrecha con los osos cavernarios fueron los neandertales. En esta cavidad de Ojo Guareña han aparecido algunos útiles de sílex de factura musteriense en el mismo nivel estratigráfico que este cráneo y que apuntan a que la cueva fue utilizada en varias ocasiones por un pequeño grupo de neandertales que explotaban la caza de la zona hace unos 46.000 años según las dataciones practicadas. Por otros restos encontrados en Francia, se especula con que los neandertales rendían culto a este animal.

 

 

 

Las Merindades son el núcleo de Cantabria y es absurdo que formen parte de la provincia de Burgos. 1925.

 

Narciso Sentenach fue el autor del «Catálogo Monumental y Artístico de la Provincia de Burgos». (1924). http://biblioteca.cchs.csic.es/d…/index_interior_burgos.html

En su libro sobre «La Bureba» del año 1925 (página 33) podemos leer el siguiente texto.

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Sargentes de la Lora es Cantabria, según su insigne hijo Andrés Manjón. 1875

Andrés Manjón y Manjón (Sargentes de la Lora, 30 de noviembre de 1846 – Granada, 10 de julio de 1923) fue un sacerdote, pedagogo y canonista, recordado especialmente como fundador de las Escuelas del Ave María, dedicadas a proporcionar una instrucción elemental a los niños marginados. Fue la mayor figura intelectual que tuvo este ayuntamiento en toda su historia conocida.

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Andrés Manjón tras conseguir la cátedra de Disciplina Eclesiástica en la Universidad de Santiago de Compostela. 1878.

 

A pesar de haber nacido en la provincia de Burgos, consideraba que su pueblo era tierra de Cantabria. Así lo declara en una carta escrita a Eugenio Montero Ríos, gallego de Santiago de Compostela, el cual llegaría a ocupar importantes cargos en los organismos del Estado, cómo el de Presidente del Consejo de Ministros. 

Insertamos la parte del escrito (en torno a 1875) dónde declara haber nacido en Cantabria, siendo natural de Sargentes de la Lora (Provincia de Burgos). 

Puede encontrarse esta carta, y más sobre la vida de este gran hombre, en los libros «Apuntes para una biografía de D. Andrés Manjón» de 1924 y «Vida de Don Andrés Manjón y Manjón, fundador de las Escuelas del Ave-María» de 1926.

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En 1899, el Dr. Luis Marco, Redactor Jefe de la Revista Iberoamericana de Ciencias Médicas y gran amigo del pedagogo, escribió en su revista un pequeño homenaje a su figura titulado «Las Escuelas Manjón, ó del Ave Maria» en el que abunda en esta misma idea:15626536_952645381532823_7831445630589952375_o

 

 

 

Sedano en Cantabria, 1956

Luciano Huidobro Serna (Villadiego, 1874 – Burgos 1958), fue ordenado sacerdote en Salamanca y parece ser que fue párroco de su lugar de nacimiento durante veinte años. Obtuvo la Licenciatura de Filosofía y Letras a finales del siglo XIX y publica numerosos artículos y libros sobre historia y arqueología del Norte de Burgos y Palencia. Trabajó de asesor de Arqueología en el Arzobispado de Burgos y fue responsable del Archivo Diocesano de esta ciudad. Fue también académico numerario y vicedirector de la Institución Fernán González, entre otros muchos honores institucionales, como es el de Cronista Oficial de la provincia de Burgos.

El siguiente texto es el comienzo de «El Partido Judicial de Sedano», discurso leído D. Luciano Huidobro y Serna en el acto de apertura de Curso de la Institución Fernán González en Sedano, el día 24 de octubre de 1956.

 

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Restauración de la turbera de Zalama en Merindades

CULMINA LA RESTAURACIÓN DE LA TURBERA DE ZALAMA (CARRANZA-VALLE DE MENA)

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En la zona limítrofe entre Soba, Carranza, Montija y Valle de Mena existen una serie de turberas llamadas «de cobertura», que son las de Los Tornos (Soba), Ilsos de Zalama (Soba-Montija) y la principal de todas, la llamada de Zalama (Carranza-Valle de Mena).

La turbera del Zalama es un claro ejemplo de uno de los hábitats más raros y más amenazados de la Europa del sur: las turberas. Este tipo de ecosistemas se circunscriben únicamente a áreas de clima hiperatlántico, muy húmedos y de veranos frescos. La turbera se desarrolla y genera suelos con alto contenido en materia orgánica, muy ácidos, con mosaicos de brezal turboso, herbazales higrófilos y grupos de esfagnos (musgos de turbera). Se trata de una comunidad permanente que, de no variar las condiciones ambientales, no progresa hacia otras etapas de mayor complejidad estructural.

El carácter excepcional de estas turberas viene determinado por el proceso de paludificación que explica su formación: conversión de un terreno originariamente seco en un terreno cenagoso a causa de unas condiciones climáticas específicas –abundantes lluvias y humedad a lo largo de todo el año– que favorecen esta transformación; también por la procedencia del agua que lo alimenta: atmosférica y no freática o edáfica. Se trata de una turbera ombrogénica, es decir, que se alimenta exclusivamente del agua de la lluvia y de las continuas nieblas, y también es pobre en nutrientes. La acumulación progresiva de materia orgánica sin descomponerse origina una morfología convexa con espesores máximos de unos 2 metros y que comenzó a formarse hace unos 8.000 años.

Al contrario que otras turberas como las de Valdebezana, en estas apenas ha habido explotación humana de la turba, y sus principales amenazas vienen de la erosión por sobreexplotación ganadera y tránsito de vehículos y personas y los incendios provocados en verano para ampliar los pastos para el ganado. Recientemente, también se ha sumado a la lista de amenazas un proyecto de instalación de aerogeneradores.

La Diputación Foral de Vizcaya se embarcó hace cuatro años en el proyecto europeo LIFE+ ‘Ordunte Sostenible’ con el fin de intentar restaurar la totalidad de la turbera de Zalama (incluida la parte correspondiente al Valle de Mena) y devolverla a su estadio original. Este proyecto, que llegará a su fin en diciembre de 2017, cuenta con un presupuesto de 2,5 millones de euros, cofinanciado al 50% por la Unión Europea y la diputación vizcaína.

En lo que se refiere a la recuperación de la turbera, la Institución foral trabaja desde 2009 con ese objetivo. Estas labores comenzaron con la construcción de un cierre perimetral de la turbera, con el objetivo de preservar este enclave de la acción del ganado y para evitar el tránsito de personas y vehículos. Asimismo, se cubrieron los taludes con malla de coco biodegradable, un geotextil que frena la pérdida de turba producida por la erosión y favorece la restauración vegetal de las superficies. Además se han plantado esquejes y semillas de especies turfófilas recogidas en la propia turbera y se ha creado un segundo vallado con el fin de estabilizar la zona perimetral de la turbera.

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¿Veremos algún día a la Diputación de Burgos liderar proyectos semejantes en otros enclaves similares de Merindades como en la hoy día abandonada turbera Margarita o su vecina turbera Elena (aún en explotación) de Herbosa, Valdebezana? Mucho nos tememos que no. Se prefiere gastar nuestro dinero en otras cosas.

Más información en: http://www.lavanguardia.com/…/culmina-la-restauracion-de-la…

http://www.euskadi.eus/…/es_136…/adjuntos/turbera_zalama.pdf.

 

 

La leyenda de la Xana de Gayangos.

Un bonito cuento para contar a nuestros hijos cuando vayan a la cama.

El pueblo de Gayangos está situado al sur de la Merindad de Montija, en la carretera que lleva a Villarcayo. Contiene una serie de lagunas de origen tectónico o diapírico cuyo origen hay que buscarlo en el hundimiento puntual del terreno en una de las lenguas del diapiro de Salinas de Rosío. Esta procedencia geológica hace posible que las aguas de las lagunas de Gayangos sean profundas y sufran muy pocas oscilaciones, con lo que se favorece el crecimiento de una vegetación que tiende a distribuirse en orlas concéntricas. Todo ello ha convertido a las lagunas de Gayangos en la mejor zona húmeda de la provincia y en un lugar privilegiado para la nidificación y cría de diferentes aves acuáticas.

En este lugar existe una interesante leyenda de la cual disponemos de dos versiones:

Guerra (1973) cita la leyenda del «Hada de Gayangos», relacionada con las divinidades del bosque y de las aguas, según la cual: «Hace muchísimos años apareció una vieja de aspecto andrajoso pidiendo limosna. Nadie quiso darle nada, excepto en una casa situada en un altozano próximo, aún conservado. Cuando hubo comido la gallina que le ofrecían los ancianos esposos moradores de la casa, ordenó que los huesos fueran arrojados al corral. La vieja desapareció. Al día siguiente los esposos hospitalarios comprobaron con grata sorpresa que los huesos se habían convertido en pollos y, atónitos, contemplaron todas las casas del pueblo, menos la suya, sumergidas bajo el agua»

Pereda (1871) nos relata otra versión: » En una de las témporas del grupo de las brujas que habitaban en la Cueva de la Torcana, se expulsó a la Xana de Gayangos por lo que se convirtió en una bruja maléfica. Se disfrazó de anciana andrajosa y marchó hacia Gayangos, en donde estuvo pidiendo limosna de puerta en puerta pero, por ser lunes, nadie la atendió y desapareció al anochecer. Al amanecer siguiente, las aguas de una laguna cubrían al poblado, por lo que el pueblo de Gayangos se tuvo que instalar en un altozano próximo».

Fuente: https://www.researchgate.net/…/links/00b7d520913a966cc10000…

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Foto de CEDER Merindades.